Ana es una mujer de 92 años con una enfermedad terminal. En el centro de atención médica, ella le dice al profesional de la salud: “Si tengo problemas cardíacos o para respirar, no quiero que me conecten a un ventilador mecánico”. ¿Pueden los profesionales de la salud considerar esas instrucciones verbales como directivas por anticipado incluso si Ana no tiene un testamento vital por escrito?