El mejor momento para escribir un testamento vital, indicando qué tratamientos se desean y cuáles no, es mientras un paciente todavía puede tomar decisiones y comunicarlas. Dado que entra en vigor mientras usted sigue con vida, se denomina testamento vital. Es distinto del testamento que usted escribe para disponer de las propiedades, el cual entra en vigor sólo al fallecer.