Si a un bebé que padece de galactosemia se le da leche, su cuerpo no puede metabolizar la galactosa debido a una deficiencia en ciertas enzimas. Sustancias no deseadas se acumulan en el cuerpo del bebé y actúan como veneno. Esto puede dañar el hígado, el cerebro, los riñones y los ojos. En ocasiones la galactosemia puede ser mortal.