Debe informar al anestesista sobre cualquier problema médico que su hijo pueda tener, como por ejemplo asma, cardiopatí­a, diabetes, ataques epilépticos u otras anomalí­as del sistema nervioso. Informe cualquier modificación en la salud de su hijo, incluso resfrí­os, fiebres, náuseas o vómitos, gripe, o exposición a enfermedades transmisibles.