Puede administrarse como una inyección bajo la piel o por vía endovenosa, donde gotea lentamente en la vena. Se administra en una clínica u hospital. En pacientes de alto riesgo, la azacitidina ha demostrado mejorar la supervivencia en dos años en comparación con un grupo de pacientes que recibió cuidado de soporte integral o quimioterapia.